A las Calles el 30, al Paro el 6

El 10 de diciembre de 2015 asumió en el gobierno nacional la misma rosca de financistas, grandes agroexportadores, vivillos del comercio exterior y el contrabando, concesionarios de servicios públicos y empresas extranjeras que estuvieron detrás de todos los gobiernos antinacionales desde el fusilador instalado el 16 de septiembre de 1955 hasta el del Dr. de la Rúa.

Sería interminable mostrar los atropellos que viene cometiendo el Ingeniero Mauricio Macri desde el primer día de haberse encaramado en el sillón presidencial. Basta con padecer los tarifazos en los servicios públicos, las suspensiones y despidos y el aumento monstruoso de los alimentos para saber que las múltiples medidas de ajuste recaen sobre el pueblo argentino.

Mauricio Macri pretende reconstruir la Argentina de cabo a rabo, en favor de una microscópica minoría aliada del poder económico extranjero que nos empujará, a la mayor velocidad que se lo permitamos, a situaciones similares y aún peores que las que desembocaron en la pueblada de diciembre de 2001.

Durante todo el primer año de este nuevo régimen, parte del pueblo argentino mantuvo una cierta expectativa del “cambio” tan publicitado por el PRO. Sin embargo, se tornó más evidente al llegar el 2017 que las políticas del macrismo solo favorecen a los más ricos de los ricos, y que sus promesas de bienestar eran completamente falsas. El ánimo popular comenzó a cambiar drástica y decisivamente y las notables movilizaciones con que fue terminando 2016 se desplegaron durante marzo con una seguidilla de gigantescas manifestaciones masivas de protesta.

El 6 de marzo, los docentes hicieron su primera demostración de disconformidad y convocaron centenares de miles de argentinos. El 7, la gran y última concentración convocada por la CGT antes de decidir ir a un paro general llenó las calles de Buenos Aires, otra vez con centenares de miles de compatriotas.

El 8, la convocatoria por el día de la mujer también reunió decenas de miles de argentinas y argentinos de a pie, en las calles donde la “cambiada” policía macrista repartió palos y arrastró mujeres por el suelo. El 9, una movilización menos difundida y masiva pero igualmente significativa expresó la disconformidad de los veteranos de guerra de Malvinas con la política de pérdida de soberanía encarada por Mauricio Macri desde el minuto uno de su presidencia.

El 22, nuevamente los docentes fueron el punto de toque de otra gigantesca convocatoria de repudio al rumbo elegido por Cambiemos, rumbo que no había sido explicado en ningún momento durante la campaña electoral.

El 24, centenares de miles de argentinos se concentraron en el microcentro porteño contra la intencionalidad manifiesta del macrismo de borrar en la memoria de los argentinos los acontecimientos trágicos del período de 1976 a 1983, y la complicidad civil con los mandos criminales.

Enfrentamos ahora dos nuevas citas. El 30 de marzo, ambas CTA convocaron a un paro y a movilizarse en las calles “por el trabajo, la educación y paritarias libres” a partir de las 17 horas. El 6 de abril, la CGT convocó a todo el pueblo argentino a un paro general, último aviso antes de encarar un plan de lucha contra la política económica antipopular del gobierno.

Solo si nos defendemos podemos empezar a prepararnos para un cambio, pero un cambio real, en profundidad, que le diga “Nunca Más”, en forma definitiva, a estos gerentes apostados en el gobierno nacional que se piensan que la Argentina es una empresa en la que ellos pueden hacer cualquier trapisonda y salir indemnes.

POR LA PATRIA, POR LOS TRABAJADORES, POR EL PUEBLO
EL 30 DE MARZO A LAS CALLES
EL 6 DE ABRIL AL PARO GENERAL

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